El otro día comiendo en casa
de unos amigos me comentaba uno de ellos sobre un artículo que había leído
sobre flores de Bach y Homeopatía, y que supuestamente, ninguna de las dos formas de
terapia han sido capaces de demostrar por medios objetivos una efectividad
específica, es decir, mayor que la del efecto placebo,
y que por ello no se puede considerar
una forma de terapia basada en evidencias.
Después de esta conversación sentí la necesidad de
escribir sobre el tema nutriéndome de diferentes fuentes, y que pudiera arrojar algo de luz a la supuesta
controversia sobre su efectividad.
Tanto la homeopatía como las
flores de Bach, prima hermana de esta, son tratamientos de medicina holísitca que basan su efectividad en su actuación sobre cuerpos más sutiles del organismo, el
cuerpo etérico o astral, por lo que no poseen componentes químicos activos con
acción fisiológica o biológica.
Mientras que las flores o
esencias florales de Bach es una solución hidroalcolhólica diluida en
proporción 1:144 (jugo de flores/brandy), los remedios homeopáticos se preparan diluyendo progresivamente una
sustancia y sacudiendo repetidas veces la disolución. Tras las sucesivas
diluciones solo quedan presentes cantidades extremadamente bajas de principio
activo, e incluso el número de diluciones puede alcanzar tal grado que no quede
ni una molécula de la sustancia original.
El doctor Bach
basa sus esencias florales en su
experiencia clínica, incluida en hospital homeopático de Londrés, los fundamentos hipocráticos de
la escuela médica clásica y por la lectura de Paracelso (1493-1541), y del místico alemán Rudolf Steiner ,
fundador de la medicina antropofósica, y en varias filosofías
orientales.
Si bien es cierto que no hay ensayos clínicos que
avalen de una forma determinante su efectividad, decir que estos son escaso y
cuestionables en cuanto a la metodología en relación con las particularidades
de este tratamiento.
Para entender esta modalidad terapéutica hemos de tener
en cuenta nuestra compresión de la realidad occidental mecanicista y las
dificultades para entender la realidad más allá de los sentidos, y la simpleza
de no dar por válido aquello que no se pueda demostrar en el laboratorio o con
algún tipo de experimento o ensayo. Hacer esto sería limitar la realidad a lo
que se puede percibir por los sentidos e ignorar toda la realidad más allá de
estos, obviando un universo infinitamente
rico e interconectado de todo con todo lo demás. O acaso, ¿se podría explicar
en un laboratorio estados de amplitud de consciencia, de gozo, de inmensidad y
grandeza o estadios de Amor, intuiciones o premoniciones que sobrepasan
cualquier explicación?
Según ciencias milenarias orientales y filosofías ocultistas
el cuerpo humano está dividido en varios
planos, así los tres primeros son el físico, el emocional o astral, y el mental, habiendo otros cuatro más
superiores, y cada uno de estos se
subdivide en otros tantos. Así en el plano físico tenemos un cuerpo etérico o
energético, contraparte de este, que lo rodea y lo interpreneta, siendo por el
que circula la energía vital o prana. En la existencia de este plano etérico y
su red de canales y nadis, está basado todo el constructo de la acupuntura, y
que nadie se atrevería a cuestionar.
Este cuerpo etérico constituye parte del aura, de
semejanza al cuerpo físico pero luminoso y transparte, habiendo ya estudios científicos y aparatos que
permiten visualizarlo y que avalan su existencia. Así como personas
clarividentes con la capacidad de verlo.
Todos estos cuerpos están conectados entre sí,
influyendo uno sobre el otro, y controlando el superior al inferior, así un
equilibrado del cuerpo etérico mejorará el estado del cuerpo físico en general,
o bien una mejoría del estado emocional puede curar dolencias físicas, siendo
estas la mayoría de veces somatizaciones del subconsciente no aceptado o
reprimido, y que aflora al cuerpo físico
en forma de enfermedad.
Basándonos en estos principios de anatomía oculta será
mucho más efectivo incidir sobre planos
superiores del cuerpo humano no sólo para mejorar enfermedades físicas sino
para mejorar estados emocionales.
Podemos explicar la efectividad de las esencias
florales en cuanto a la interacción del campo vibracional de determinadas
flores con el campo vibracional (etérico-emocional) del enfermo.
Del mismo que se puede explicar la interacción entre
cuerpo etéricos o astrales, o acaso no nos influye emocionalmente de distinta
manera estar cerca de determinadas personas, o quien no ha tenido experiencias
de leer el pensamiento de alguien de manera precisa, debido a la comunicación
de planos mentales de personas, y lo que podría llamarse formas de telepatía.
Acaso ¿no estamos hablando de formas más sutiles y superioras de sanación y de
comunicación, que con el desarrollo de nuestros vehículos corporales lleguemos
a ejercer cada vez en mayor grado?
En cualquier caso para los que necesiten datos, las
terapias florales del Dr. Bach se aplica desde hace más de 70 años, existe
mucha experiencia en su uso y
testimonios de resultados satisfactorios. En 1983 la OMS recomendó a todos los
estados miembros la utilización de dicha terapia en los sistemas de salud,
aunque su implementación y aplicación
como terapia generalmente no están reconocidas
oficialmente por los sistemas sanitarios estatales, y menos aún reglamentadas
legalmente (excepto en Chile y Cuba).
Los remedios de Bach se pueden aplicar en casi todas
las circunstancias, de manera compatible con todos los tratamientos, con todos
los medicamentos y sin ningún efecto secundario.
En cualquier caso la mayor evidencia es la que cada uno
pueda comprobar con su experiencia personal.
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