Normalmente a la hora de elegir el camino tengo varios maneras de hacerlo, y que me ayudan en esta, en ocasiones, difícil
tarea, aunque creo que especialmente agravada para los nativos de Géminis por
su continua indecisión.
Camino de Santiago 2012 (Galicia) |
1.- Visualizar cualquiera de
las posibles decisiones, traer esa posible vivencia futura al presente y
notar cómo te sientes. Si tu interior, o
plexo solar está relajado y en paz, es porqué, seguramente, esa sea la decisión;
si te alteras al pensar en esa posible opción es porque seguramente no sea ese
el camino a seguir.
2.- Normalmente evitamos las situaciones que más complicadas nos
resultan, o más tabús o prejuicios tenemos al respecto. Eso es lo que llevamos
haciendo desde siempre porqué nos asusta enfrentar determinadas situaciones.
Cada cual tiene sus handicaps, y para lo que para una persona es más fácil para
otra persona le puede resultar extremadamente complicado. Así pues cuando
enfrentamos una situación de este tipo, que nos obliga a tirar muros
imaginarios levantados a nuestro paso, como vergüenzas, prejuicios, vanidades,
orgullos, tabús, etc. esa seguramente sea la mejor opción. Porque aunque
tengamos que poner al límite nuestra maquinaria, y hacer un gran esfuerzo,
recorrer ese camino es el que más lejos nos llevará.
Así pues otra forma de decidir el
camino a seguir, sería preguntarnos, ¿qué es lo
que evito o me da miedo?, porque seguramente en la respuesta a esa pregunta
hallemos el camino a seguir.
3.- Otra de las formas de tomar decisiones es estar atenta a las señales que la vida te manda de muy diversas
formas. Cuando te barajas entre varias opciones y empiezas a pensar en una con
más determinación o a dar pasos en esa dirección, y el universo te facilita de
diversas formas que puedas llevar a cabo esa opción planteada o te llegan
señales inequívocas de confirmación, no tengas dudas porque esa, seguramente
sea la dirección.
Evidentemente, estos indicadores
o formas a la hora de tomar una decisión tienen efecto acumulativo y de refuerzo.
Si para mí hay dos grandes
talones de Aquiles, uno es aprender un idioma, y el otro es separar me de mi
entorno cercano y familiar.
No sé cuantos años he estado
trabajando en un municipio de habla valenciana, y después de todo ese tiempo,
me costaba comunicarme con fluidez en esa lengua. Otro gran handicap es estar
alejada de personas queridas durante tanto tiempo, o al menos para mí lo son 33
días. Pero como ya he comentado antes cada uno tiene sus handicaps.
En 42 años que tengo es la vez
que más tiempo he estado fuera de mi casa.
Así que me puse a mirar con
determinación una mañana del mes de finales de junio alguna opción de viaje que
me permitiera aprender inglés en el mes de agosto. Mi economía, ahora más al
quedarme en paro, es bastante humilde. Tras mirar la opción de alojamiento
en familia en Gran Bretaña la descarté por ser demasiado cara para mí.
Miré en Irlanda, pues había
viajado hacía unos años a ese país, y me gustó la cultura y las gentes, pero
los precios de escuelas y alojamientos en diversas modalidades se disparaban
también.
Seguí buscando. Pensé en la
opción de inscribirme en páginas de intercambio de vivienda, pero la descarte
también por dos motivos, primero porque mi piso iba con gato incluido, y
segundo porque poco podría practicar el inglés en un piso para mi sola.
En el buscador de google puse
escuelas para estudiar inglés, y me apareció un lugar económico de habla
inglesa, y entonces recordé que había estado una amiga estudiando inglés el
verano pasado. En ese mismo momento ví que se conectaba al facebook, le mandé un mensaje interno, y en 5 minutos me contestaba recomendándome el sitio
encarecidamente, en todos los sentidos, por sus playas, ambiente y aprendizaje
de inglés. Ahí llego la primera señal del
universo conspirado para facilitarme el camino.
La decisión del sitio al que ir
estaba tomada. Ahora faltaba concretar fechas, escuela y alojamiento.
Busqué información sobre
escuelas, y en la primera búsqueda me llego información de una agencia en
Barcelona que tenía una oferta de 20 horas semanales de clase por 200 €, con
alojamiento incluido y gratis, en ese mismo sitio. Alucinante!! Como anillo al
dedo. Les escribí preguntándoles por la oferta para todo el mes de agosto y me
puse a mirar billetes. Como dispongo de todo el tiempo del mundo y el mayor condicionante en este
momento es el económico, deje que las fechas del vuelo me las determinará los
vuelos de mejor precio. Así encontré una oferta de vuelo con una distancia de
32 días entre la ida y la vuelta. De la escuela contestaron en pocas horas
diciéndome que les quedaban plazas, que rellanara el formulario e hiciera el ingreso
de adelanto para reservar plaza lo antes posible.
Todo eran facilidades, y en pocas
horas desde que tome la decisión tenía el viaje cerrado.
Ahora solo quedaba resolver un
asunto importante, mi gato Weiki.
Weiki mirando a Jessica |
Puso un anuncio en el facebook cediendo mi
piso a cambio de atender y cuidar de mi gato. Pasaban los días pero nadie
contestaba al anuncio, así que decidí indagar en páginas de alquiler de
vivienda para estudiantes. Contesté a un par de demandas, que a priori pensé,
mi piso se ajustaba a las características requeridas. Intentos fallidos.
Continué la búsqueda y decidí poner yo un anuncio en un par de páginas
gratuitas, arriesgándome a meter a cualquiera en mi piso durante un mes, y con
todas mis pertenencias personales, con el presentímiento o la intuición de que
si debía hacer este viaje seguro que llegaría alguien adecuado y perfecto para ocupar mi espacio vital y cuidar de mi gato. No habían pasado ni unas
horas cuando me llego un wasap de mi querida Jessica, hija de mi buena e
incondicional amiga Amparo, para la que yo soy su tía, y ella mi sobrina, pues como tal la quiero. No cabía en mi de gozo,
todo salía a pedir de boca, y yo debía partir a la que sería un mágico y
renovador viaje, no exento de satisfacciones, aunque también de grandes
dificultades. Pero eso es asunto de otro artículo.
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