viernes, 26 de febrero de 2021

BIOLOGÍA DE LA MEDITACIÓN



 Nuestro cuerpo es una danza de químicos y hormonas que producimos en una medida u otra en función de nuestros pensamientos. Los pensamientos ocasionan como nos sentimos emocionalmente, y estas emociones activan partes del cerebro así como glandulas asociadas a éste, liberando unas sutancias u otras. 

Así pues pensamientos, emociones y químicos liberados están relacionados, de tal forma que manteniendo pensamientos positivos o simplemente viviendo plenamente el presente sería suficiente para sentirnos bien psicologicamente y mantener nuestro estado de salud. Y esto es sabido que se puede conseguir mediante la práctica de la meditación.

Simpático vs parasimpátco

El sistema nervioso autonomo o vegetativo está formado por el sistema nervioso simpático y el parasimpatico, lo cuales son antagonistas, mientras el primero se activa en situaciones de ansiedad o depresión,  el segundo lo hace cuando estamos relajados.  Mientras el primero produce la liberación de adrenalina y cortisol, el segundo produce la liberación de acetilcolina.

El incremento de cortisol está asociado a la mayor producción de citoquinas inflamatorias, sustancias muy dañiñas para muchas células del organismo, entre ellas las del sistema inmunitario, reduciendo la capacidad por tanto de hacer frente a infecciones de cualquier tipo.

La activación del sistema parasimpatico produce la activación de telomerasas, son las enzimas encargadas de  mantener los telomeros de los genes y evitar su envejecimiento, o cada vez mayor acortamiento de estos. Por lo tanto es el sistema capaz de reparar y prevenir el envejecimiento celular.

Por otra parte el nervio vago activa el parasimpático e influye directamente en una mayor variabilidad cardiaca, o aumento de la frecuencia cardiaca durante la inspiración y la disminución de la misma durante la espiración, y que significa un mejor funcionamiento del corazón y por tanto mayor salud de este.



También, una mayor activación del parasimpatico produce una mayor coherencia cardiaca, o lo que es lo mismo un patrón armónico con ondas de gran amplitud, a la vez los dos hemisferios cerebrales incrementan su grado de interacción, mejorandose la atención, la comprensión, el aprendizaje, y el proceso creativo, o encontrar soluciones creativas a dificultades de la vida. No sólo eso, si no que esta coherencia se produce también con el tubo digestivo, el cual posee 500 millones de neuronas más que la medula espinal. Así conseguimos que el estomago y el tubo digestivo se sincronicen con el cerebro y el corazón. De hecho cada vez más la ciencia está viendo como influye una buena salud intestinal, así como el estado de su flora en los estados de ánimo.

Por tanto y resumiendo, tenemos dos opciones o formas de encarar la vida, una es activando el sistema simpatico, que mantiene el cuerpo alerta, en tensión, preparado para la lucha o para la huida ante la amenaza de una perdida, no sólo física, si no también de posesiones, status o pertenencia a un grupo; o, por el contrario activar el sistema parasimpatico, que nos relaja, y nos mantiene en armonia y en paz con nuestro alrededor.

Y la activación del sistema parasimpatico, es algo que podemos entrenar cada día mediante visualizaciones o meditaciones,  practicando el experimentar emociones de compasión, amor, alegría, o cualquier otra que nos produzca bienestar y nos haga sentir conectados con nuestros semejante.

O algo tan sencillo, como traer la presencia a este momento, prestando atención a la respiración o a las sensaciones corporales, escapando en la medida de lo posible del torbellino de pensamientos de nuestra mente dualista que nos lleva a la culpa del pasado o la preocupación del futuro. 

Por tanto, está en nuestras manos elegir activar un sistema u otro, elegir malestar o bienestar, deterioro o reparación celular, enfermedad o salud.