lunes, 22 de octubre de 2012

EL SONIDO: LA ESENCIA DE LA MAGIA


El pasado miércoles asistí a una meditación con cuencos tibetanos en Jarité de la Asociación Jarit de Valencia e impartida por Toni Moral, y como en otras ocasiones en los que he tenido ocasión de disfrutar de la magia de este sonido, salí con una profunda relajación y  paz. A esta  se unió también una agradable charreta acompañada de un té con Toni y Jorge Mafé, voluntario de Jarité Espai Obert.


Soy la mayor ignorante  entre las ignorantes a nivel musical, incapaz de hacer la o con un canuto, literalmente, en lo que a  combinar los sonidos de forma armónica se refiere, también  cuando canto; sin embargo, si puedo asegurar que siento la música. En ocasiones una determinada melodía o tema me ha emocionado hasta la médula, en otras me ha conectado con recuerdos olvidados del pasado incluso, o también me han hecho llorar como una magdalena liberándome de angustias o tristezas, o me han inducido a  bailar y a la risa, teniendo la facultad la música mejorar los ambientes. Y en otras ocasiones, me ha llevado a estados de profunda paz y relajación.
Me cuesta entender un mundo sin música. 

Soy de naturaleza un tanto sensible, aunque no se puede dejar de reconocer el enorme poder transformador y transmutador de la  música, de cuencos tibetanos, de Mantrams, de sonidos de la naturaleza, o de otros sonidos con efectos positivos.

En definitiva, el desconocimiento completo de un arte no te exime de sentir  este con el alma, y mucho menos de beneficiarte de sus efectos.

La importancia del sonido podemos verla ya en libros tan  antiguos como La Biblia cuando dice “Dios habló y el universo fue creado”, que también aparece en El Corán.

La facultad de hablar o de emitir sonidos por el cuerpo humano de forma articulada corresponde al centro laríngeo, este centro corresponde al quinto chacra laríngeo, relacionada con la glándula endocrina tiroides, que controla determinadas funciones corporales, y atribuidas las cualidades de expresión y creatividad.
El cuerpo humano posee en total  7 vórtices de energía o Chakras que se distribuyen desde la base de la columna hasta la parte superior de la cabeza. Estos chacras son también puntos de conexión o enlace por los que fluye la energía a otros vehículos o cuerpos del hombre, así como con la energía vital de otros planos, relacionándose cada uno de ellos con una glándula endocrina (suprarrenal, sexuales, páncreas, tiroides, pituitaria, pineal, timo).

Estos elementos se mueven constantemente en el interior del cuerpo humano ritmicamente, aunque pueden haber desequilibrios y desajustes en el giro o amplitud del movimiento de estos vórtices de energía. El sonido en su frecuencia y vibración puede resonar con  los Chacras ajustando estos, y en la medida en que equilibramos y restablecemos el ritmo de los chacras podemos mejorar la salud a todos los niveles.






Bien sea a través de la influencia sobre estos Chacras, sólo visibles por un clarividente o una persona altamente evolucionada, o bien por la influencia sobre las ondas cerebrales,  y también el latido de nuestro corazón y respiración, o bien porque unos tienen una influencia directa sobre el otro, el caso es que el sonido puede hacernos “vibrar”  y cambiar nuestro estado físico,  emocional y mental, e incluso nuestro nivel de conciencia.


Hay muchas formas de utilizar el sonido de forma terapéutica. Conocer los mecanismos de algo tan sutil e imperceptible en su naturaleza, así como sus efectos energéticos en los cuerpos sutiles del cuerpo humano, y hacerlo de manera responsable puede ser de una enorme contribución a esta humanidad.

Y para empezar que mejor que  asistir a conciertos o meditaciones de cuencos tibetanos, escuchar música con la que resonemos y nos produzca bienestar, o asistir a grupos de meditación en la que se entonen Mantrams, entre otras formas de beneficiarse de los efectos terapéuticos del sonido. Mientras confiamos en cada vez más hayan “magos del sonido”, con buena voluntad y amor, capaces de hacernos conectar con nosotros mismos y producirnos un mayor estado de bienestar así como elevar nuestra conciencia.

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